Cada año Pantone, la mayor autoridad mundial del color, eligió ya hace un tiempo la nueva tonalidad para el año 2017 “una fotografía del color de lo que pasa ante nuestros ojos en nuestra cultura global que sirve como expresión de un estado de ánimo y una actitud” según explica la empresa en su página web oficial. Este año el color elegido fue el llamado Greenery (PANTONE 15-0343), un neologismo que indica una tonalidad que se sitúa entre el amarillo el verde. La empresa lo describe como un color “chispeante y fresco que evoca los primeros días de la primavera, cuando los verdes de la naturaleza reviven, se renuevan y se recuperan. Evocador de una frondosa vegetación y de la exuberancia de la naturaleza, las características vigorizantes del Greenery invitan a los consumidores a respirar hondo, oxigenarse y revitalizarse”. El color Greenery quiere representar la neutralidad de la naturaleza y la necesidad de las personas, cada vez más hundidas en la vida moderna, de sumergirse en la belleza del mundo natural. La empresa destacó como esta exigencia se nota en la gran difusión de objetos de nuestro día a día de color verde, así como en la arquitectura y en la decoración, en la planificación urbanística, en los estilos de vida y en en el campo del diseño a nivel mundial. Se trata entonces de una gradación que se está difundiendo en todo el mundo y en muchos ámbitos precisamente por tratarse de un color que representa la afirmación de la vida y la necesidad de reunirse con la naturaleza. Por supuesto, después de anunciar el color del 2017, se han escrito muchísimos artículos al respecto (nosotros también hemos hablado de este asunto) y los diseñadores de todo el mundo ya lo están utilizando para sus nuevas creaciones y colecciones.
Mientras en esta parte del mundo ocurría todo eso, en Siria seguía sin interrupción la guerra que empezó hace cinco años. Cada día, hombres y mujeres mueren bajo los bombardeos y en los tiroteos. Según los datos recopilados por Mercy Cops y las Naciones unidas, desde el comienzo de la guerra han fallecido más de 470 mil personas, mientras más de 6,1 millones están desplazadas. Si se consideran los refugiados también, más de la mitad de la población del país antes de la guerra (es decir casi 22 millones de habitantes) tiene extrema necesidad de asistencia humanitaria, ya sean personas que todavía se quedan en el país o los que han huido de allí. Estas cifras alarmantes que llegan de Siria han desconcertado fuertemente Erdem Ömür, un artista que trabaja en Estambul. Por ello, junto a su amigo y colega publicitario Merve Kurtulus ha realizado el proyecto Colour Of 2017 Is Greenery For The World, But In Aleppo There Is Nothing Green Left (El color de 2017es Greenery para el mundo, pero en Alepo no queda nada verde) para polemizar contra la atención pública que se fija mucho más en asuntos frívolos como el color del año según Pantone que en los prófugos y las víctimas de la guerra de Alepo. “El color del 2017 para todo el mundo es el Greenery, pero en Alepo no queda nada verde. Mientras el mundo se interesa en un sólo color, en otra parte del mundo la gente ha tenido que enfrentarse a mucho más colores: el rojo de la sangre, el gris de los edificios demolidos, el azul del mar que es la única esperanza que les queda…” escribe Erdem Ömür en BoredPanda. El proyecto, precisa Ömür, no conlleva ningún pensamiento político sino su único objetivo es remover las conciencias. Excelente trabajo y propósito que nos invitamos a descubrir.