El artista que os presentamos hoy se llama Fernando Puche (www.fernandopuche.net) y es fotógrafo por pasión. Hace años colaboraba con varias revistas impresas de fotografía (FV, Film und Foto, Iris, Visión Salvaje…) a través de diversos artículos. Ahora que muchas de estas revistas han echado el cierre, colabora con la revista digital DSLR Magazine (www.dslrmagazine.com). Además, imparte cursos y conferencias en distintos festivales de fotografía a lo largo y ancho de la geografía española. Igualmente, expone sus fotografías de forma individual desde el año 2000. Parte de su obra se comercializa a través de la galería Espaciofoto (www.espaciofoto.com). Este diciembre próximo presentará el que será su último libro, el noveno dentro de su producción editorial. Se llamará Barayo y se trata de un trabajo en blanco y negro sobre una pequeña reserva natural de Asturias.
¿Cómo nació tu pasión?
Cuando cumplí 18 años mi padre me regaló mi primera cámara fotográfica réflex y a partir de ese momento no he parado de hacer fotos. A veces me da por pensar en qué habría pasado si me hubiesen regalado una guitarra o un ciclomotor en vez de una cámara. El caso es que con esa Yashica FX-3 en mis manos el mundo se volvió fotografiable y ya no he podido dejar de hacer fotos. Yo siempre digo que la cámara es un medio, no un fin, pero el caso es que encontré en ella un medio perfecto para expresarme.
Háblanos un poco de tu estilo: ¿qué etapas te han convertido en el artista que eres?
El estilo es algo complejo porque siempre depende de las influencias que recibimos y de cómo las digerimos e incorporamos a nuestro discurso. Como paisajista que soy, estuve muy influenciado por los fotógrafos de naturaleza norteamericanos, así que he pasado muchos años persiguiendo sus paisajes, es decir, sus luces, su fuerza visual y sus composiciones. Incluso visitando los mismos lugares donde ellos hicieron sus obras más conocidas. Al principio viajé mucho y recorrí demasiados kilómetros en busca de enclaves espectaculares, luces únicas y escenarios de ensueño. Fue una etapa muy bonita pero llegó un momento en que pensé que había que parar y no depender tanto de las distancias. Desde entonces solo fotografío en España. Llevo unos años realizando fotografías más abstractas y no tan evidentes, donde el aspecto documental sea menos importante. Aún así, en la creación de mi obra siempre ha sido decisiva la estética; digamos que la imagen final ha de satisfacerme visualmente.
¿Quién es tu modelo de artista?
Ahora mismo no sabría decir. Durante mucho tiempo mis héroes eran los paisajistas estadounidenses que retrataban la belleza del mundo natural y vivían de sus imágenes. Ahora soy mayor, más cauto y menos inocente. Mi modelo de artista sería aquel que es fiel a sus principios y realiza aquello en lo que realmente cree, viva o no de ello. Hoy en día me veo reflejado en los fotógrafos que buscan su propio camino a través de las imágenes que crean, al margen de si las modas les arropan o no.
¿Cómo conviertes tu fantasía en arte, dónde encuentras tu inspiración?
La inspiración suele proceder de las imágenes que vemos, y en especial de aquellas que nos sorprenden, nos cautivan, nos enamoran. Primero fue imitar las fotos que me gustaban de mis fotógrafos más admirados. Una vez conseguida esa meta, el siguiente paso consistió en buscar un camino más personal sin abandonar lo que de verdad disfrutaba: fotografiar la naturaleza. La parte más importante de la fotografía es precisamente esa, ser capaces de lograr transformar la fantasía imaginada en imagen. Necesitas cierta destreza técnica, algo de imaginación, mucha persistencia y ganas de evolucionar. La inspiración la sigo encontrando en las imágenes que veo y en todas aquellas que siguen almacenadas en mi memoria. El reto es continuar realizando fotografías más íntimas y menos tópicas. No es fácil, pero nadie dijo que lo fuese.
¿Nunca te ha pasado de poner algo más personal, demasiado de ti mismo/a, en tu trabajo y no querer que nadie lo viera?
Todo lo que aparece en una fotografía tiene que ver con nuestra vida. Podría decirse que es algo “personal”, y uno debería ser consciente de ello. Elegimos los temas a fotografiar porque encajan mejor con nosotros, porque nos ayudan a expresarnos, a conectar con los demás, porque tienen relación con lo que somos. En este sentido, lo que aparece en nuestras imágenes siempre tiene algo que ver con lo que llevamos dentro. Exponer nuestra obra, dicen, es mostrarnos. Si uno piensa que sus fotografías son demasiado personales, tan sencillo como no mostrarlas. A mí, desde luego, nunca me ha pasado.
¿Cual es la obra que reconoces como la más representativa de tu arte?
Escoger una sola obra como representativa de mi carrera fotográfica creo que me resulta imposible. Cada etapa en la vida se corresponde con una etapa en tu fotografía. He elegido una imagen de hace unos pocos años, de mi porfolio “El bosque multiplicado”, que creo que representa bien cierta evolución dentro de mi producción fotográfica.
El título del porfolio hace referencia a la técnica que utilicé para realizarlo: la técnica de las exposiciones múltiples. Consiste en realizar varias exposiciones sobre el mismo trozo de película. El resultado puede llegar a ser espectacular, pero lo que yo buscaba eran imágenes menos obvias donde no tuviesen tanto peso la luz o el color. Básicamente se coloca la cámara en el trípode, se decide el encuadre y se realizan varias exposiciones (en mi caso desde dos hasta dieciséis) moviendo en cada toma un poco la orientación de la cámara. Antes de hacer la foto uno ha de decidir si moverá la cámara horizontal, verticalmente o de forma circular. Este último caso es el de la foto que he elegido. Una toma a base de varias exposiciones mientras iba girando el cabezal del trípode (y con él la cámara) dentro de un bosque mirando desde abajo hacia el cielo.
¿Si tuvieras que describirte, como fotógrafo, cuales adjetivos escogerías?
Voy a recurrir a una pequeña descripción que me pidieron para uno de mis libros. En él, me describo como una persona que le gusta la Naturaleza, obsesiva y que intenta pensar positivamente.
Me gusta el mundo natural desde que empecé a salir al campo con ocho años de edad; me siguen cautivando los colores de algunos atardeceres, el rumor del agua entre los pinos, una montaña nevada reflejándose en un lago de aguas tranquilas y el color del bosque en otoño. Simplemente no lo puedo evitar.
Soy obsesivo porque de otra manera sería imposible que llevase veinticinco años fotografiando la Naturaleza.
Pensar de forma positiva se ha convertido en una especie de tarea que me impongo a diario. No siempre lo consigo pero me gusta la idea de que nuestra percepción del mundo depende mucho de cómo etiquetemos nuestras propias experiencias. Además, esta manera de pensar también me ha ayudado a progresar creativamente. En este sentido, mis mejores fotos siempre están por llegar.
Si os habemos dado las ganas de descubrir más acerca de este artista os aconsejamos echar un vistazo a su web www.fernandopuche.net donde podéis descubrir mucho más!
¡Muchas gracias Fernado!