El folleto, así como la tarjeta de visita, es el producto perfecto para promover una empresa, un proyecto, un negocio o un evento. Se puede considerar un tipo de tarjeta de visita más detallado porque, gracias a sus dimensiones, dispone de más espacio para presentar nuestra empresa o proyecto.
Precisamente por la importancia que tiene un folleto, es esencial prestar mucha atención a cada particular en el momento en que se realiza el diseño.
Antes de empezar a diseñar el arte hay que enfocar el contenido y los destinatarios de nuestro folleto. Para hacerlo, podemos utilizar la máxima de las 5 W, es decir la norma principal para la correcta redacción de noticias periodísticas y no sólo. Las 5 w anglosajonas indican:
Who – Quién
What – Qué
When – Cuándo
Where – Dónde
Why – Por qué
y por tanto, ¿a quién está dirigido el contenido? ¿Qué queremos describir? ¿Cuándo tenemos que difundir el folleto? ¿Es un proyecto a largo plazo o una oferta temporánea? ¿Cuál es el objetivo del folleto? Además, todas estas informaciones se tienen que englobar en conceptos claros, sencillos y sintéticos: en efecto, el folleto no es un libro, sino una herramienta de fácil y rápida lectura. Un folleto eficaz tiene que resumir por puntos y palabras llave, evitando párrafos largos, porque a menudo el cliente no lo lee desde el principio hasta el final, sino echándole una ojeada más general y profundizando sólo los aspectos que más les interesan. Por ello, es útil ayudarlo a encontrar lo que le pueda interesar, utilizando títulos por cada párrafo, imágenes, iconos y gráficos.
En segundo lugar, un folleto bien hecho es una síntesis perfecta entre texto e imágenes, que tienen que ser coherentes entre ellos, funcionales a la comunicación de los contenidos y, algo que nunca se debería subvalorar, de calidad profesional: presentarse a nuestro público o potenciales clientes con imágenes de escasa calidad comprometería la primera impresión que los usuarios se hacen de nosotros, arruinando la profesionalidad de toda laempresa.
En tercer lugar, hay que cuidar la elección del formato, del material, del acabado de nuestro folleto: todos estos aspectos sirven a transmitir nuestro mensaje. El grosor del papel, el tacto, el tamaño, la forma y el estilo… es decir todo lo que se puede tocar con mano, influye en el resultado que queremos obtener. Una empresa joven y creativa puede optar por un folletos con colores más llamativos, de acabado brillo y de un formato original. Mientras un anticuario entregará a sus clientes un folleto más tradicional, que recuerde a los colores de la madera y de las porcelanas y de estilo más apropiado a su sector.
En último lugar, para obtener un resultado elegante y eficaz, cuando se realiza el diseño gráfico es importante trabajar teniendo en consideración el principio less is more (menos es más) tratando entonces quitar todo lo que es superfluo para favorecer lo que es esencial. En particular, se tiene que prestar mucha atención al mensaje que se pone en la primera página, es decir la cubierta de nuestro folleto; este tiene que ser atractivo para llamar la atención del usuario y, al mismo tiempo, tiene que anticipar las informaciones que se describirán de manera más detallas en las otras páginas. Una vez logrado el resultado esperado, se tiene que imprimir el folleto en una imprenta profesional como Stampaprint.