Nacido en Poitiers (Francia) en 1970, Laurent Baheux descubrió la pasión por la fotografía durante su trabajo como reportero para un periódico local. En 2002, un viaje a Tanzania le hizo descubrir una segunda y cautivadora afición: África. Desde entonces, sus reportajes en blanco y negro han dado la vuelta por todo el mundo, consiguiendo premios internacionales. Su actividad va unida al compromiso para la defensa de las especies amenazadas y el sustento de la biodiversidad.
¿A qué edad se acercó por primera vez al mundo de la fotografía y cómo?
Llegué al mundo de la fotografía tarde, después de una experiencia como redactor deportivo en un periódico francés. Tenía unos veinte años, ningún tipo de formación y muy poca experiencia. El periódico para el que trabajaba me pidió tomar unas fotos para acompañar mis artículos. Me dejé fascinar rápidamente por como se puede jugar con las imágenes y he perfeccionado mi experiencia sobre el terreno. Más tarde decidí aprovechar la oportunidad presentando un book de fotos a algunas agencias de fotografía de Paris, especializadas en deporte. Una de estas confió en mí y así empezó mi carrera como fotógrafo deportivo.
Su sujeto preferido es la naturaleza, sobretodo los paisajes africanos y los animales que los pueblan. ¿Qué es lo que le ata a estas temáticas?
He pasado mucho tiempo en los campos de juego de todo el mundo, para seguir eventos deportivos de cualquier tipo: los Juegos Olímpicos, las Copas del Mundo de fútbol y rugby, el Grand Slam de tenis, las carreras de ciclismo y mucho más… he experimentado la muchedumbre y la frenesí de las grandes competiciones así como el estrés de la actualidad. África llegó como una paréntesis, un soplo de serenidad en una vida siempre a ritmo sostenido. Necesitaba recuperar el contacto con las cosas simples y esenciales como las que puede ofrecer el espectáculo de la naturaleza y de la vida salvaje. África es uno de aquellos lugares donde se tiene la impresión de estar solo al mundo. Le tengo mucho apego como a todo lo que significa naturaleza con N mayúscula.
Usted sostiene campañas en favor de las especies amenazadas y de la conservación de la biodiversidad. ¿Cuál es el valor añadido que la actividad de fotógrafo puede proporcionar a estos proyectos?
Para seguir fotografiando los animales, hay que protegerlos. Mi compromiso con ONGs no es que la continuación natural de mi actividad como fotógrafo. Mi mirada monocromática cautivó el WWF y el PNUMA (Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente) porque es lejos de los estándares de la fotografía típica en los ámbitos de protección de animales. Yo, por ejemplo, busco las actitudes, las miradas, la personalidad de los animales, en lugar de escenas de predación, por ejemplo. Es esta dimensión, más sensible, que se acompaña mejor a los discursos sobre la salvaguardia de las especies hechos por las asociaciones. Es importante que el grande público entienda que todos los animales, y más en general los seres vivos, tienen emociones y sensibilidad. Son nuestros semejantes y tenemos que respetarlos.
Para sus tomas elige el blanco y negro. ¿A qué se debe esta decisión? ¿Cuáles son las ventajas?
Empecé con la fotografía en laboratorio y con películas monocromáticas plata. Me pasé mucho tiempo a revelar mis carretes y todo esto me gustaba mucho. Cuando empecé mi trabajo sobre África, quería experimentar el blanco y negro. Africa es llena de colores, pero para mí es ante todo una tierra de luces y contrastes. Desde mi punto de vista, el blanco y negro le otorga una dimensión estética y dramática que coincide con mi percepción de la vida salvaje. Hay también un lado nostálgico, lo que no puedo callar al ver la reducción progresiva e ineluctable de las zonas reservadas a la naturaleza.
Desde un punto de vista técnico, ¿que herramientas utiliza para un set fotográfico?
Cuando parto para realizar un reportaje, intento viajar “ligero”. Es necesario que todo mi equipamiento quede en un equipaje de mano porque no puede ir a la bodega. Suelo llevarme varios cuerpos (Nikon D3/D4 y D800) y varios objetivos (800 AFS VR f 5-6, 80-400 AFS VR2, 70-200 AFS VR2 , 24-120 AFS VR f4). Las lentes más largas me permiten no interferir en el ambiente de los animales. Quedo a distancia para mi seguridad y sobre todo para la suya. Tengo un montón de tarjetas de memoria y una batería solar en caso de estancias prolongadas en plena naturaleza.
¿A cuáles proyectos está trabajando ahora?
Acabo de inaugurar una serie sobre territorios salvajes del Oeste americano, siempre en blanco y negro, que actualmente está en exposición en las galerías YellowKorner de todo el mundo. En efecto, entre los artistas que más me inspiran, además de Peter Beard con África, destaca Ansel Adam. Se trata de un fotógrafo ambientalista americano que estimo mucho. Ha realizado excelentes paisajes del Grand Teton, del Yosemite y del Valle de la Muerte. Siguiendo sus huellas, me sumergí en las llanuras, en las montañas, en los desiertos de Estados Unidos. América es así: variable, libre, sorprendente e inmensa… sí, inmensamente salvaje.