Cuando se desarrolla un proyecto gráfico y se lo envía a imprimir, muy a menudo nos esperamos que el producto refleje fielmente el archivo que hemos creado, desde un punto de vista cromático. En realidad, no es así. Si no pides una prueba de color, es muy probable que notarás alguna diferencia entre lo que ves a pantalla y lo que sale impreso. Claro, no se está diciendo que el verde saldrá rojo, pero la tonalidad de un mismo color puede sufrir algunos cambios, leves pero perceptibles.
¿Por qué ocurre esto? Muchas pueden ser las motivaciones, dependiendo de cada caso.
La pantalla
En primer lugar, hay que considerar que la pantalla del ordenador no es muy fiable: sus características (luminosidad, contraste, etc) por ejemplo, pueden alterar la percepción de los colores. Luego, hay que subrayar que el monitor puede representar millones de colores en vídeo, mientras las impresoras disponen de una gama cromática que sí es amplia, pero no al igual que una pantalla.
Modelos de color
Otro error muy frecuente consiste en enviar un archivo realizado con modo de color RGB a tipografías que imprimen con sistema CMYK. En este caso, la conversión de un modelo al otro implicará cambios en el resultado cromático. En el ejemplo aquí abajo, se puede apreciar la diferencia entre RGB (izquierda) y CMYK (derecha):
Es conveniente preguntar a la tipografía a la que queremos encargar nuestro impreso, que perfil de color utiliza. Los más comunes son el Fogra39 y el Fogra27. Este detalle también puede influir en el resultado final.
Otros factores que influyen en la impresión
Hay otras variables estrechamente vinculadas al proceso de impresión. La primera concierne la tipología del soporte: por ejemplo, imprimir sobre una hoja de papel no es lo mismo que imprimir una lona de Pvc, pero incluso los papeles con diferentes grados de blancura proporcionarán resultados diferentes.
En segundo lugar, hay que tener en cuenta las condiciones atmosféricas donde se imprime el producto: la tasa de humedad, en particular, puede ser crucial para el rendimiento y el secado de la tinta. Además, la tipología de la impresión misma, por supuesto, comporta algunas diferencias. La impresión offest, por ejemplo, tiene un rendimiento diferente con respecto a otros tipos de impresión.
Conclusiones
¿Cómo hacer, entonces, para estar seguros de que el resultado de los colores impresos sea como nos lo esperamos?
Para obtener un resultado cierto, el único sistema 100% fiable es la prueba de colores. ¿De qué se trata? La prueba de color es un servicio propuesto por las tipografías con la que el cliente puede recibir una muestra del producto antes de que se imprima toda la tirada. En definitiva, es una simulación del proceso de impresión. Si el rendimiento cromático es satisfactorio, el cliente puede confirmar la impresión de todas las unidades. Mientras si el resultado no está conforma a sus expectativas, puede modificar el archivo o facilitar otro.
Normalmente, la prueba de color se realiza cuando un cliente (imagínense una grande empresa que desde siempre utiliza un color específico para su imagen corporativa y para el packaging de sus productos) quiere obtener un rendimiento cromático exacto e idéntico a lo de su archivo. En este momento, la tipografía o el técnico enviado pro la empresa misma, efectuarán una serie de pruebas de color hasta que no encuentran la combinación exacta.
¿Cómo se miden los colores?
A la hora de medir la gradación del color, existen herramientas que ayudan los tipógrafos a individuar la tonalidad correcta. Entre estas, destacan el espectrofotómetro que mide el tono del color, y el colorímetro que permite controlar varios parámetros.
Prueba de color Soft en el monitor
Y eso no es todo. Gracias a las versiones más modernas de los programas de diseño y maquetación (como los de la Creativity Suite de Adobe) hoy es posible efectuar una prueba de color con un monitor. Por supuesto, el resultado es depende mucho del nivel cualitativo de la pantalla y también de la iluminación del entorno de trabajo.
De todos modos, se trata de una solución “paliativa” porque desde luego la prueba soft proof nunca será lo suficientemente exacta para definir precisamente el rendimiento de color de vuestro impreso.