La más querida por los profanos, la más desdeñada por los diseñadores de todo el mundo. No se debería generalizar, pero en el caso de la letra Comic Sans no corremos ningún riesgo, sino todo lo contrario.
Quizá no todo el mundo sabe que esta fuente… no tenía que ser una fuente. Empezamos desde el principio. La Comic Sans fue inventada en 1994 (sí, acaba de cumplir su vigésimo cumpleaños) por Vincent Connare por cuenta de Microsoft. Al principio fue desarrollada para formar parte de la aplicación Microsoft Bob, en antítesis a la Times New Roman de las ventanas de texto abiertas por el perro virtual Rover; pero luego fue presentada al público por primera vez el año siguiente, dentro de Windows 95 Plus Pack, es decir como un producto adicional del paquete Windows 95, suscitando gran satisfacción o tormento en el público de todo el mundo.
Por lo tanto, es lícito preguntarse la razón del éxito global de la Comic Sans. El motivo más probable tiene que ver con su carácter informal y divertido, capaz de reducir la distancia entre quien escribe y quien lee: características que muchos aprecian porqué la ven como una fuente dúctil y fácilmente utilizable en varios ámbitos – aunque a menudo no apropiadamente. En efecto, su “temperamento”, ajeno a los esquemas clásicos de las fuentes más rigurosas y formales, para muchas personas es un valor añadido.
Por otra parte, los (numerosos) detractores la consideran desgarbada y no funcional: una fuente infantil, fastidiosa y manida hasta tal punto que se cuentan muchísimas peticiones en favor de su abolición, como se puede ver en los ejemplos siguientes.